VICTORIA WHYNOT: la pulsión del “sí” en un mundo que insiste en el “no”

VICTORIA WHYNOT: la pulsión del “sí” en un mundo que insiste en el “no”

La música como acto de entrega: Victoria Whynot debuta en la Patagonia. Después de girar por Europa y compartir cabina con referentes como Carl Cox, Victoria Whynot se presenta por primera vez en la Patagonia de la mano de Vision, la productora más influyente de la región. Su llegada no es solo un hito para la escena local, sino también una oportunidad para repensar el modo en que construimos y consumimos cultura electrónica.

En esta entrevista, la DJ y productora argentina reflexiona sobre el valor de la autenticidad en una industria muchas veces guiada por la imagen, la importancia de conmover desde la pista y el riesgo como motor creativo. Con un enfoque curatorial que privilegia la emoción por sobre la fórmula, y una mirada crítica sobre los rótulos y las jerarquías estéticas, Victoria propone una experiencia sonora que interpela tanto al cuerpo como al alma. Su paso por la Patagonia promete ser más que una fecha: una declaración de principios.

¿Cuál es el aprendizaje más importante que te dejó el vínculo con Carl Cox y tu gira por Europa?

La experiencia con Carl y las giras europeas marcaron un antes y un después en mi vida, no solo como artista, sino también como persona. Conocerlo, sentir su apoyo y compartir espacio con alguien que admiro desde chica me hizo entender que los sueños son alcanzables si hay trabajo, pasión y constancia. También me mostró que los ídolos son humanos, y lo que más me impactó de él fue su humildad, el respeto con el que trata a cada persona del equipo y su amor intacto por la música, incluso después de tantos años de carrera.

Las giras por Europa me enseñaron a confiar en mi voz y a plantarme en escenarios internacionales siendo fiel a mis raíces. Entendí que el crecimiento real no se mide por la cantidad de fechas, sino por la profundidad con la que vivís cada una. Tocando en lugares como Austria, Berlín, Ámsterdam o Ibiza confirmé que el lenguaje de la música es universal, pero la energía que llevás adentro es lo que verdaderamente deja huella.

Si tuvieras que definir tu música con un género, ¿cuál sería? ¿Te llevás bien con los rótulos?

Diría house, sin dudas, pero eso es solo una parte. En rasgos generales mi sonido busca las raíces de Detroit y Chicago, en la 909, en lo rítmico y en el groove, pero también busco que cada track tenga un componente emocional, algo que te toque por dentro. Pero la realidad es que cuando planifico un set, no me limito al house, mezclo todo lo que me haga sentido en ese momento: a veces indie dance, a veces techno, a veces acid, a veces algo completamente distinto. Lo importante para mí es que la música resuene con lo que quiero transmitir. Cada set es una curaduría emocional, y si algo me conmueve, sé que puede conmover también a quienes están escuchando.

Con los rótulos tengo una relación ambigua. Puedo entender que sirven desde un punto comercial, porque son necesarios para posicionarse dentro de la industria, ubicarte en una escena, que te encuentren, que te distingan. Pero a la hora de estar en la cabina, no permito que eso me limite. La pista merece autenticidad, no fórmulas. A mí me interesa más lo que provoca la música que cómo se etiqueta. ¿Qué te pasa en el cuerpo, en la mente, en el alma cuando la escuchás? Para mí, la música es un territorio de libertad. Y eso va mucho más allá de un nombre.

¿Qué elementos debe tener un set para que te conmueva o, al menos, llame tu atención?

Un set me conmueve cuando siento que hay verdad, si hay una intención real detrás de la selección, eso se percibe. Me atrapa cuando el artista está presente, conectado con el lugar y con la gente, y logra traducir esa energía en un viaje sonoro. También me impacta cuando hay riesgo, cuando alguien se anima a salir de la fórmula y a emocionar sin miedo.

¿Es importante el factor belleza a la hora de construir una carrera artística?

La verdadera belleza nace de la autenticidad. En un mundo donde lo estético tiene tanto peso, siento que lo que perdura es la identidad, el mensaje, la energía sincera. La imagen puede acompañar, pero el alma de una carrera está en la constancia, en las decisiones difíciles, en el respeto por el proceso. Lo lindo realmente está en ser fiel a uno mismo, incluso cuando eso incomoda o no encaja. La gente conecta con lo genuino, con lo humano. Si tu base es sólida, lo visual puede potenciar. Pero si solo hay forma, el contenido se desvanece rápido.

¿Podemos hablar de buen o mal gusto en la música? ¿Cuál crees que es el nivel de subjetividad permitido?

La música es profundamente subjetiva. Existen herramientas para analizarla desde lo técnico o lo cultural, pero al final, ¿quién puede definir qué es buen gusto cuando cada persona tiene una historia distinta? Cuando la propuesta musical es coherente con quien la emite, entonces no importa si a todos les gusta. Lo subjetivo es parte esencial del arte. De hecho, muchas de las obras más disruptivas de la historia fueron primero rechazadas por “mal gusto”. Lo que hoy es mainstream, ayer fue incomprendido. Por eso prefiero hablar de coherencia y de impacto, más que de juicio. Lo que importa es que te atraviese.

¿Qué comentarios te llegaron de la escena patagónica?

Todos los comentarios que recibí fueron hermosos. La Patagonia tiene una energía única, una conexión con la naturaleza que se refleja en la gente. Me escribieron desde muchas ciudades compartiendo su amor por la música y la expectativa por la fecha de este finde… eso me emociona mucho. Siento que hay una escena en mucho crecimiento, con mucha pasión y apertura. Me encanta tener la oportunidad de llevar mi música allá. Creo que la Patagonia es uno de esos lugares donde la música se respira, se agradece y se celebra.

¿Qué buscás transmitir en tus sets? ¿Sos de la idea de contar una historia o preferís una propuesta más irreverente, centrada en la pista?

Mis sets están cuidadosamente pensados. Me gusta armar cada uno como si fuera una pieza única, diseñada especialmente para ese momento y ese público. No improviso. Puedo adaptarme a la energía de la pista, claro, pero cada track que elijo tiene un motivo, una intención. No creo en dejarlo al azar. Creo en la preparación, en la sensibilidad, y en la responsabilidad que implica estar detrás de una cabina. Me interesa mostrarle a la gente música que todavía no sabe que quiere escuchar. Buscar un equilibrio entre lo familiar y lo inesperado. Tomar lo que conocen y usarlo como puente hacia algo nuevo. Busco una experiencia emocional que tenga tensión, alivio, sorpresa y profundidad. Para mí cada set es un acto de entrega. Y cuando esa entrega conecta, todo cobra sentido y me acuerdo de por qué hago lo que hago.

Podes adquirir tus entradas a través de la app Bombo o con las RRPP habilitadas.

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