Mihai Popoviciu: “El minimal rumano no te golpea, te atrapa”

Mihai Popoviciu: “El minimal rumano no te golpea, te atrapa”

Respetado por su precisión sonora, su enfoque emocional y una constancia que atraviesa décadas, Mihai Popoviciu es uno de los referentes más sólidos del minimal house europeo. Desde su estudio en Sibiu —ciudad que sigue siendo su base— hasta los clubes más icónicos del circuito global, cautivó un estilo reconocible, elegante y profundamente hipnótico.

Este 21 de junio regresa a la Patagonia para presentarse en Mood, convocado por la productora The Bass, en una fecha que promete reafirmar su conexión con el público del sur argentino.

En esta entrevista, Popoviciu reflexiona sobre el legado del minimal rumano, los cambios que vivió la escena en los últimos años, la magia de los clubes pequeños, y el arte de generar bienestar desde la cabina. También recupera la energía de sus inicios, cuando hacía música sin más herramientas que una computadora y muchas ganas de descubrir.

Hoy el minimal rumano es casi un subgénero con nombre propio. ¿Cómo describirías su esencia a alguien que nunca lo escuchó? ¿Sentís que estás cargando con un legado?

El minimal rumano se trata de sutileza y groove. No es música que te golpea en la cara, sino que te atrapa lentamente, como un loop hipnótico que no podés sacarte de encima. Hay mucha paciencia en él, mucha atención al detalle, a las texturas y a los espacios. No sé si diría que cargo con un legado, pero sí me siento orgulloso de ser parte de un movimiento que creció orgánicamente, desde una escena pequeña hasta algo que hoy resuena en todo el mundo. Fue un trabajo de años, construido pista por pista, track por track.

¿Creés que el minimal house rumano evolucionó en la última década? ¿Hay artistas nuevos dentro de ese universo que te parezcan emocionantes?

Definitivamente. El sonido maduró. Hace diez años era más crudo, más reducido. Hoy se escucha una mayor diversidad en la producción: atmósferas más profundas, más experimentación, mejor diseño sonoro. Creo que artistas como Gojnea76, Vern o Cosmjn están llevando las cosas en direcciones frescas. Hay toda una generación que está aportando su propia visión al sonido, y eso lo mantiene vivo y en movimiento.

Tocaste en clubes como Fabric, Berghain o DC-10. ¿Qué creés que sucede únicamente en los clubes pequeños y no se puede replicar en grandes escenarios?

En un club pequeño sentís cada reacción. Ves las expresiones, el contacto visual, esa energía compartida que es muy directa. Es como si vos y el público respiraran al mismo ritmo. Esa conexión es difícil de reproducir en un gran escenario, donde todo se vuelve más espectáculo. No me malinterpretes, disfruto ambos contextos, pero en un entorno íntimo se siente más como una conversación. Podés arriesgar más, ir más profundo, ser más personal con tu sonido.

Suele decirse que lo más importante es que el público la pase bien. ¿Cómo abordás esa responsabilidad emocional al momento de construir un DJ set?

Para mí, ser DJ no es mostrar cuántos discos tengo o qué tan técnico puedo ser. Se trata de crear un flujo, un viaje que se sienta bien, no solo en la mente, sino también en el cuerpo. Trato de leer la sala y construir una vibra que fluya de manera natural, sin forzarla. A veces eso significa mantener las cosas minimal y grooveras; otras veces, sorprender con un giro inesperado. Pero siempre el objetivo es el mismo: hacer que la gente se sienta liviana, que se olvide del estrés y disfrute el momento. Ahí es donde sucede la verdadera magia.

Mirando hacia atrás, ¿hay algo que extrañes de tus primeros días haciendo música con software pirateado en tu habitación?

Sí, claro. Había una cierta inocencia en ese entonces. Estabas simplemente experimentando, sin presiones, sin expectativas. Todo era nuevo, y lo más mínimo te podía entusiasmar. Extraño ese sentido de descubrimiento puro. Pero también valoro cuánto he avanzado. Hoy puedo hacer mucho más con mis herramientas y tengo una visión más clara cuando produzco. Intento mantener vivo ese espíritu de principiante: siempre curioso, siempre aprendiendo.

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