Durante décadas, Rincón de los Sauces fue una ciudad moldeada por el petróleo. Su identidad estuvo ligada al trabajo en los yacimientos, a un pulso social dominado por el cachengue y a la idea de que la cultura era algo que pasaba en otros lugares. Pero una nueva generación de productores locales decidió cambiar esa percepción. Así nació Obsidian, una propuesta que busca integrar a Rincón al circuito patagónico de música electrónica, con una mirada profesional, artística y comunitaria.

El 21 de noviembre, la productora presentará su evento inaugural en Doña Rosa Eventos, el salón más importante del municipio, con Farizano —uno de los DJs en ascenso más destacados de Neuquén y residente de Vision— al frente del debut. Más allá del line-up, lo que está en juego es una idea: que Rincón también puede tener una vida cultural propia, sostenida, profesional y conectada con la región.
El nombre Obsidian no es casual. La obsidiana es una roca volcánica, símbolo de transformación. Y esa metáfora se ancla directamente en el territorio: Rincón de los Sauces está rodeado de volcanes —el Auca Mahuida, inactivo desde hace más de 7.000 años y a solo 35 km de la ciudad; el Tromen, visible desde sus miradores; y el extremo sur del campo volcánico de Payunia, una vasta meseta de origen magmático—. Ese entorno geológico, potente y silencioso, es el punto de partida simbólico para una nueva energía cultural que busca emerger desde el suelo mismo.

“Estamos abriendo una nueva etapa cultural en un lugar ligado históricamente al petróleo, creando un espacio propio para la música, la creatividad y el encuentro social”, explican los organizadores.
El salón fue diseñado con estándares profesionales de sonido, iluminación y ambientación, para ofrecer una experiencia inmersiva y de calidad, algo inédito en la localidad: “tener nuestro propio venue nos permite trabajar con identidad, ofrecer propuestas profesionales y mantener una agenda estable que antes no existía en Rincón”, agregan.
Obsidian no busca replicar lo que sucede en las capitales: busca resignificar el entorno. “Queremos que la ciudad se asocie no solo al petróleo, sino también a la innovación cultural y artística. Sentimos que es el momento de dar un paso adelante”, remarcan.

Más que un ciclo, Obsidian se plantea como un punto de encuentro social y cultural, donde la música electrónica actúe como catalizador de comunidad. “Buscamos sorprender y demostrar que en Rincón se pueden vivir nuevas experiencias con otro género musical. Obsidian nace para darle vida cultural a la ciudad, combinando música, experiencias y comunidad en un mismo lugar”.
Desde un paisaje volcánico y una historia marcada por el trabajo industrial, Rincón de los Sauces empieza a generar su propio magma cultural. Obsidian es esa erupción: una señal de que también allí, donde la tierra alguna vez ardió, puede encenderse la llama de una nueva identidad musical patagónica que vibre al ritmo del house local.